Una cucharada de crema rebelde

Una cucharada de crema rebelde

Una banda que en lo personal considero severamente subvalorada por las generaciones actuales, a pesar de haber dejado un inmenso legado artístico, es Cream. A pesar de haber contado a Clapton entre sus fundadores por allá en 1966, junto con Jack Bruce y Ginger Baker, es impresionante ver cómo a pesar de ser conocida como una de las primeras “superbandas” (término que denota a las bandas que son conformadas por músicos ya previamente famosos antes de haberse agrupado)

El rock británico ha tenido siempre una potencia y una vitalidad increíble, incluso en las épocas oscuras en que el pop (mediados de los 80s?) insistía en venderle al mundo esa estruendosa mentira de que “el Rock ha muerto”. Sus temas venidos del Reino Unido fueron inspiración para generaciones de rockers, de punks y de músicos de todo el mundo. Aún hoy son considerados por su generación como una de las mejores agrupaciones de todos los tiempos.

De sus neuronas creativas surgieron coqueteos con el rock sicodélico como “ I feel free (1967)» o temas perfectos para pasear sin rumbo fijo en motocicleta como  Sunshine of your love

Innovación sin precedentes

Estos temas han estado sonando en nuestros audífonos de mi generación desde hace muchísimo tiempo.

E incluso en los de las generaciones más jóvenes cuyos padres seguramente les desarrollaron un exquisito gusto musical, y para ellos, constituyen verdaderas joyas “vintage”. Muy poca gente sabe que Cream, al lado de Jimi Hendrix fue una de las primeras bandas en emplear la pedalera wah-wah.

Uno de los éxitos más rotundos de esta banda fue la melódica White Room, que ha permanecido como su tema icónico a través del tiempo.

No solamente sus melodías fueron signo de lo que pasaba por sus cabezas. Con temas como N.S.U. Nos recuerdan que la felicidad no se puede comprar.

Un sensual y delicioso blues llamado “Spoonful” le abre los ojos al que escucha, diciéndole que una cucharadita de amor es más valiosa que su equivalente en oro y diamantes. Mientras lo hace, nos trae a la imaginación a una linda chica bailando a su ritmo.

Fuente: Getty

Los riffs de “Those Were The Days” nos llevan a un melancólico estado de nostalgia retro.

Y el divertido caleidoscopio de “Crossroads” nos recuerda que Clapton es EL maestro.

No es de extrañarse que esta banda haya marcado época: sus integrantes venían de ser considerados lo mejor del mundo de la música. Bruce y Baker ya contaban con un renombre enorme, y consolidar una propuesta con Clapton era la guinda del pastel, por así decirlo.  

Pero cómo no lo iba a ser, si las influencias de este último venían de leyendas como B.B. King y Howlin´Wolf? Si Bruce, su bajista, tuvo como musa a Jameson, bajista de The Funk Brothers (Motown)? Y para remate, su percusionista, Baker, se encontró a sí mismo en ritmos tradicionales africanos, y la llamada “música mundial”.

No le quedaba nada mal el nombre que eligieron, derivado (obviamente) “La créme de la créme”.